El viernes 8 de junio, el Coliseo de la Unidad Educativa Cristo Rey, se engalanó con flores y detalles para recibir padres y estudiantes de octavo año de básica.
El programa estaba a punto de iniciar, los padres le daban sus últimos retoques del cabello o de la corbata a su hijo (a), llegó el momento de ingresar, fueron cinco paralelos en cinco filas de estudiantes, en su mayoría los niños cogidos del brazo guiaban a sus padres hasta el asiento tal como lo habían ensayado días anteriores.
Una vez ubicados, todos luciendo sus uniformes de parada, era notorio el silencio del público para escuchar con solemnidad el evangelio que dirigía el P. Francisco Nivela S.J y concelebró P. Ángel Toaquiza, pero este evangelio también fue seguido por los alumnos y los padres a través de un folleto que exponía también, las oraciones y los cantos.
Durante el programa, hubo detalles de nostalgia, al menos para aquellos jóvenes que se encuentran cursando el tercer año de bachillerato y quienes en ese momento no solo realizaban la entrega de los cuadros de la Madre Dolorosa a los estudiantes de octavo año básica superior, sino aquel recuerdo de que ellos también vivieron el mismo momento hace seis años atrás.
Llegó el instante esperado, las madres con su mano izquierda colgaban la medallita con dirección hacia el padre que indicaba el acto de solemnidad y el compromiso de ambas partes en este momento de fe, las miradas de los padres a sus hijos eran de alegría y de nostalgia, al momento de colocar sobre sus cuellos la cadenita que consagraba a sus hijos a la Madre Dolorosa.
El rector de la Unidad Educativa, el hno. Guillermo Oñate S.J. en su intervención, agradeció a los asistentes por participar en este emotivo momento de fe, e invitaba a los padres a comprometerse en el acompañamiento de los hijos durante las jornadas diarias asistidas con afecto y comunicación.